miércoles, 3 de septiembre de 2008

Gaudí, entre fiesta y siesta



ANCEL.LA SANTOS / IVANA PADIERNA / GLÒRIA PALLARÈS 22.VII.08

Barcelona atrae a oleadas de jóvenes extranjeros por su fama de cosmopolita y desenfrenada

Son jóvenes, rubios, guapos y van subiendo la Rambla... en busca del mar. Es su primera noche en Barcelona y a la una de la madrugada ya están tan ebrios que son incapaces de encontrar la playa. Este grupo de franceses es uno de tantos que copan las calles de la ciudad aprovechando las vacaciones. La fórmula "Gaudí, fiesta y siesta" ha calado entre jóvenes de todo el mundo que acuden en tropel a la urbe de moda buscando el combinado perfecto entre turismo y ocio.

Hordas de jóvenes se concentran en el Born, Ciutat Vella y la Barceloneta dispuestos a quemar la noche. Barcelona será multicultural, pero extranjeros y locales son como el agua y el aceite: no se mezclan. La míticao tasca L'Ovella Negra, por ejemplo, cuenta con un establecimiento cercano a la Rambla tomado por rebaños de extranjeros, mientras que los autóctonos se refugian en su otra sede - bastante más periférica - en el Poblenou. "Es difícil conocer a catalanes. Está plagado de extranjeros", dice Olivier, un belga de 33 años que ha venido en busca de amistad y lo que surja.

En efecto, Barcelona atrae a la muchedumbre por su fama de hot - calurosa pero también caliente en inglés - . Cerca de la plaza Catalunya, un grupo de británicos quemados - no sólo por el sol - se apiña en torno a una mexicana que publicita un pub. "¿Estás incluida en el paquete?", le espetan desinhibidos.

Ni la brisa marina impide que la temperatura suba al acercarse al paseo marítimo. La noche barcelonesa tiene un buen clima, pero sobre todo, un buen ambiente. "Aquí todo el mundo es feliz. Me encanta", afirma Megan, de Irlanda. Barcelona es Eldorado para muchos extranjeros que ven en ella una Arcadia del "buen rollo", el diseño y el relax. Karol, una polaca de 18 años, explica: "Siempre había querido venir porque es la ciudad con la mejor fiesta de Europa". Uno de los emblemas de la noche barcelonesa podría ser "tots hi cabem", como se lee en la referida taberna rústica de la calle Sitges. Allí se alternan catalanes, inglesas con tacones y pestañas apelmazadas, americanos con look playero e italianos con enormes gafas de sol y pelo engominado. Aunque el ambiente es internacional, la comida es typical Spanish.Bravas, jamón y pa amb tomàquet acompañados de grandes jarras de cerveza y sangría. Todo muy auténtico. Incluso los vecinos, que les arrojan de todo si salen haciendo ruido del local.

Y quien no sigue la marcha es porque no quiere. La discoteca Pachá, por ejemplo, fleta autobuses cada veinte minutos para transportar a sus clientes desde la plaza Catalunya hasta la Zona Universitària. Cuando las discotecas cierran, es el turno de los afterhours,que pueden estar abiertos hasta mediodía. "En Inglaterra es impensable salir un martes hasta las seis de la mañana", dice Caroline.

Sin embargo, no todo el monte es orégano. "Algunas zonas están sucias y huelen a orines", explica Flo, de Alemania. Aunque lo que más preocupa es la inseguridad. "Nos sentimos vulnerables paseando solas por la noche. Ya nos han robado dos veces", se lamenta Kate, de 21 años. "De todos modos, recomiendo Barcelona", concluye.

Quien prueba repite. En efecto, la mayoría de los extranjeros que vienen a la ciudad ya había estado o está deseando volver. El espejismo de Barcelona pervive más allá de la inseguridad, el bochorno y las multitudes. La visita a algunas mecas del modernismo, a las joyas de Gaudí, es una pequeña redención por las noches de exceso y las mañanas de resaca. Han quedado descansados. Hasta la próxima.

1 comentario:

parafiction dijo...

um dos meus sonhos ainda é visitar barcelona apesar de tudo parece uma cidade fantástica!

greets from portugal :P