jueves, 19 de junio de 2008

Rebelión en la Copa Davis


IVANA PADIERNA
Barcelona

Alta tensión en la Federación Española de Tenis. Por un lado el presidente, Pedro Muñoz. Por el otro, el capitán, Emilio Sánchez Vicario. Por un tercero, los jugadores. La elección de la sede de semifinales de la Copa Davis ha provocado un conflicto interno de gran voltaje. Los tenistas, dispuestos a rebelarse, acusan al presidente de incumplir su promesa de que la eliminatoria se celebraría en las condiciones que ellos quieren (en una ciudad que esté al nivel del mar), el capitán denuncia que Muñoz quiere llevarse el duelo contra Estados Unidos a Madrid (a 650 metros sobre el nivel del mar), y el presidente se defiende pero reconoce que quizás no pueda cumplir con la palabra dada. Hasta tal punto hay un conflicto que Emilio, que según la Federación no ha presentado su dimisión, voló ayer a Roma, donde anoche tenía previsto reunirse con los jugadores. En Bremen, tras doblegar a Alemania, los tenistas recibieron la promesa de que se les tendría en cuenta para la eliminatoria que se disputará del 19 al 21 de septiembre. Los jugadores, satisfechos de poder tener voz en la decisión, pusieron dos únicas condiciones: jugar al aire libre y al nivel del mar. Pero su petición no se está teniendo en cuenta, tal como se acordó previamente. Ya que, aunque habrá que esperar al próximo viernes para conocer el nombre de la sede oficial donde se jugará el campeonato (Tenerife, Gijón, Madrid o Benidorm), todos los dedos apuntan a Madrid. "Que Madrid tenga más oportunidades
es una absoluta falsedad. No hay el más absoluto compromiso con ninguna de las ciudades candidatas", se empeña en aclarar Pedro Muñoz. Pero considerando la valoración que él mismo hace sobre la importancia de las áreas económica, política y social, la capital española es la que tiene más puntos, con la plaza de Las Ventas. El presidente está recibiendo presiones y Madrid es la que más dinero ofrece (1,5 millones, por los 750.000 mínimos requeridos). Sólo hay un problema, y es que Madrid es la única de las cuatro ciudades seleccionadas que no cumple el requisito demandado
por el equipo. Jugar en Madrid supondría perder una ventaja frente al equipo estadounidense, que se caracteriza por tener un saque tremendamente rápido, y además, jugando al nivel del mar, las bolas pierden velocidad, factor que favorecería a España. Viendo la que se les viene encima, los jugadores no están contentos. Se sienten engañados por su presidente. Traicionados. La traición ha puesto a los jugadores en pie de guerra. El capitán del equipo español, Emilio Sánchez Vicario, viajó ayer a Roma para apaciguar el ambiente entre los tenistas. Algunos planteanuna situación límite: el presidente o los jugadores, mientras otros
están dispuestos a jugar donde sea siempre que el presidente asuma la culpabilidad de una posible derrota. "Las negociaciones están en un punto complicado –explica Sánchez Vicario–, el problema es que el presidente nos ha dado la palabra de que nos
escucharía. Si él ahora quiere tomar una decisión sin escucharnos, que lo asuma", sentencia el capitán. El conflicto está ahora bastante lejos de cerrarse.

No hay comentarios: